San Petersburgo y sus nombres: un viaje a través del tiempo

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En un día como hoy, pero en 1914, la capital del Imperio Ruso, San Petersburgo, fue renombrada como Petrogrado. Este cambio no fue un simple capricho, sino una respuesta a un contexto histórico cargado de patriotismo y sentimientos antialemanes.

En 1914, Europa estaba sumida en la Primera Guerra Mundial. Rusia, como parte de la Triple Entente junto a Francia y el Reino Unido, se encontraba en conflicto directo con las Potencias Centrales, lideradas por Alemania y Austria-Hungría. En este ambiente de guerra, el sentimiento antialemán creció enormemente en Rusia.

San Petersburgo, fundada por el zar Pedro el Grande en 1703, llevaba un nombre de origen alemán. "Sankt-Peterburg" sonaba demasiado germánico para los oídos rusos en tiempos de guerra. Así, el 31 de agosto de 1914, el zar Nicolás II decidió renombrar la ciudad como Petrogrado, que significa "Ciudad de Pedro" en ruso, eliminando cualquier connotación alemana.


El cambio de nombre fue más que simbólico. Representó un esfuerzo por fortalecer la identidad nacional rusa en un momento de crisis. Petrogrado se convirtió en un símbolo de resistencia y unidad frente al enemigo común. Este cambio también reflejó el deseo de distanciarse de cualquier influencia alemana, reafirmando la soberanía y el orgullo ruso.

El nombre Petrogrado perduró hasta 1924, cuando la ciudad fue nuevamente renombrada, esta vez como Leningrado, en honor al líder revolucionario Vladímir Lenin, tras su muerte. Este nombre se mantuvo durante la era soviética hasta 1991, cuando, tras la disolución de la Unión Soviética, la ciudad recuperó su nombre original, San Petersburgo.


Cada nombre refleja una etapa distinta de su evolución y de la historia rusa. Desde su fundación hasta la actualidad, la ciudad ha sido testigo y protagonista de eventos cruciales que han moldeado no solo a Rusia, sino al mundo entero.