Neumáticos rusos: un legado de calidad y éxito
HISTORIACULTURA
En los albores del siglo XX, Rusia se destacaba como uno de los principales productores mundiales de neumáticos. Dos empresas en particular, Provodnik y Treugolnik, ocupaban los puestos segundo y tercero a nivel global, solo superadas por la francesa Michelin. Estas fábricas rusas no solo producían con la más alta calidad, sino que también gozaban de reconocimiento internacional.
Los ingenieros rusos ya habían descubierto la clave para mejorar la tracción en las carreteras nevadas. A principios del siglo XX, desarrollaron un patrón de banda de rodadura en forma de abeto que cambiaba de dirección. Este diseño, aplicado en los neumáticos Kolumb de Provodnik, demostró ser efectivo en las vastas estepas rusas, las llanuras inglesas y las montañas suizas. No solo evitaban el deslizamiento, sino que también ofrecían una elasticidad superior a las de cualquier marca estadounidense.
Los neumáticos llevaban el emblema del águila bicéfala, símbolo del Estado ruso, y la inscripción "Made in Russia". Estos sellos eran garantía de calidad en todo el mundo. Los propietarios de automóviles de alta gama en Europa y Reino Unido preferían estos productos. La combinación de seguridad y precio asequible las hizo irresistibles.
Desafortunadamente, la Revolución Rusa y las guerras mundiales afectaron la producción en Rusia. A pesar de su éxito previo, Provodnik y Treugolnik no pudieron mantener su posición dominante. Sin embargo, su legado perdura como un recordatorio de la excelencia rusa en la industria automotriz.