Cómo los moscovitas del siglo XVIII combatían el calor con helado

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Desde hace siglos, los moscovitas han encontrado maneras de combatir el calor, y una de las más deliciosas ha sido el helado. Este postre, tal como lo conocemos hoy, comenzó a popularizarse en el siglo XVIII. En aquella época, se preparaba con ingredientes simples como leche, claras de huevo, azúcar y se le añadían sabores como chocolate, grosella, frambuesa y cereza.

El proceso de elaboración era bastante artesanal. Primero, se cocinaba la mezcla, luego se vertía en moldes de porcelana para enfriarse. Después, la masa se colaba en un molde que se colocaba sobre hielo y sal para finalmente congelarse. Este método rudimentario daba como resultado un postre que, aunque diferente al helado moderno, era igualmente delicioso y refrescante.

En el siglo XIX, además del helado tradicional, surgieron nuevas variedades que se hicieron muy populares entre los moscovitas: el sorbete y el granizado. Estos postres ofrecían una alternativa refrescante y ligera, perfecta para los calurosos veranos de Moscú.


El helado se vendía en lugares emblemáticos como el Puente Kuznetski y la calle Arbat. Los vendedores ambulantes eran comunes en las calles, anunciando su mercancía con gritos de "¡Helado de azúcar!". Estos vendedores se convirtieron en una parte icónica del paisaje urbano de Moscú.

El helado no solo era un placer culinario, sino también un reflejo de la cultura y la sociedad de la época. En un tiempo sin refrigeración moderna, la elaboración y conservación del helado requerían ingenio y esfuerzo, con el tiempo, la tecnología avanzó y el helado se hizo más accesible.