Cómo la batalla de Kulikovo cambió el curso de la historia rusa
HISTORIA
La batalla de Kulikovo, librada el 21 de septiembre de 1380 en la región de Tula, marcó un punto de inflexión en la historia rusa. Este enfrentamiento supuso el comienzo de la liberación de las tierras rusas del Imperio mongol. La crónica de la época describe la batalla como una de las más feroces y estruendosas jamás vistas, destacando su importancia para los grandes príncipes rusos.
El gran duque moscovita Dmitri Ivánovich lideró un ejército unido de varios principados rusos contra las fuerzas de Mamái, un comandante militar que había usurpado el poder en la Horda de Oro, una entidad política mongola que atravesaba un periodo de agitación. El conflicto entre Mamái y Dmitri Ivánovich comenzó en 1374 y culminó en la batalla de Kulikovo.
La batalla fue brutal, con ambos bandos sufriendo grandes pérdidas. La victoria rusa se decidió gracias a un regimiento de emboscada que atacó la retaguardia de la caballería mongola. Mamái fue derrotado y huyó, pero pronto fue asesinado por su rival político, Kan Tojtamish.
Aunque Tojtamish logró someter temporalmente a Moscú, quemándola en el proceso, no pudo detener el impulso de liberación iniciado en Kulikovo. Los rusos comenzaron a desafiar abiertamente a los mongoles, saboteando el pago de tributos y resistiendo su dominio. El Gran Ducado de Moscú se fortaleció mientras la Horda de Oro se debilitaba, desintegrándose a principios del siglo XIV bajo los golpes del conquistador Tamerlán.
Sin embargo, la liberación definitiva del poder mongol no se logró hasta 1480, un siglo después de la batalla de Kulikovo. Este evento no solo marcó el inicio de la independencia rusa, sino que también consolidó a Moscú como el centro de resistencia y poder en la región.